Un crecimiento económico moderado, una evolución estable de la deuda, la disminución de las presiones inflacionistas y la gradual distensión de las condiciones crediticias mejorarán las perspectivas del crédito en América Latina en 2024.
Sin embargo, el panorama crediticio regional también se verá condicionado por los retos derivados de los elevados costos de financiamiento que reducen el espacio fiscal y los márgenes empresariales, el resultado de las elecciones en Estados Unidos y varios países latinoamericanos, la desaceleración económica de China, los riesgos medioambientales y las persistentes tensiones sociales.
Aun así, el sector financiero se beneficiará de la suavización de las condiciones de financiamiento, ya que los bancos siguen estando bien capitalizados. Las inversiones en infraestructuras y energía, especialmente en tecnologías con bajas emisiones de carbono, respaldarán el programa de sostenibilidad de la región, mientras que la importancia del transporte y la logística resurgirá debido a las interrupciones de la cadena de suministro y los efectos del cambio climático.
El creciente interés por la digitalización y la integración de la GenAI en las empresas creará oportunidades para mejorar la eficiencia y la productividad en diversos sectores.
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